CONFESION 2/2

Volvió a llamar al médico y le exigió que avalara que fue un aborto espontaneo y que él seguía el embarazo, bajo amenaza de denunciarlo sin importarle que ella estaba involucrada
Esa misma tarde le alcanzo los papeles, fue la última vez que  lo vio, supo que  tomo un mes de vacaciones y luego envió la renuncia, radicándose en otra provincia. Alguna vez pensó en investigar si seguía con sus prácticas, pero resolvió dedicarse a su hijo, dependía de ella, no podía abandonarlo
Muchas mentiras a su madre, la que  siempre supuso que lo eran, pero termino aceptando sus dichos.
Por los estudios se confirmó que era un embarazo de veintiuna semanas, había poca bibliografía de sobrevida.
Un manojito de vida, bien morocho, lleno de cables y tuberías, pero ponía fuerza.
Pasó varias convulsiones, dos infecciones, fueron seis meses de una lucha intensa, cuando peso 1,200grs paso a una sala de cuidados intermedios. Comenzó una tarea muy ardua, lograr alimentarlo por vía digestiva, pero no se dejaron vencer ni el niño ni la madre
A los nueves meses de esa nefasta tarde, le dieron el alta. Exigía cuidados domiciliarios de enfermería, estaba  ella. Visitas al pediatra,  muchas veces  a domicilio, estaban orgullosos de haberle salvado la vida y no querían arriesgarlo al clima o contacto con otros niños enfermos.
Cada día era un nuevo desafío, así pasaron cinco años. Debía contactarse con el exterior, lo anoto en un jardín privado a dos cuadras de su casa. En el periodo de acostumbramiento se quedaba en la puerta, volvían a  la casa en sus brazos
En esa época comenzó a asistir al hospital, al servicio de psicología donde yo estaba cursando mi primer año de residencia. En el cuarto año fui jefe de residentes, su asistencia era perfecta, su situación por momentos era de gran angustia, por lo cual solicite consulta con el psiquiatra que indico medicación
Pasaron cinco años,  me había alejado del hospital y en mi consultorio privado solicito un  turno
Era una mujer madura, en la que los años tatuaron arrugas profundas, no solo en su rostro sino también en su interior. Me conto lo que fue pasando desde que deje de verla. Pero no avanzábamos mucho. Fundó una organización de ayuda a madres solteras, asesorándolas en su embarazo y aun a las que resolvían dar sus hijos en adopción
Después de casi un año de consulta, me relato su historia. Una vez que se liberó el gran secreto, pudimos avanzar, se transformó en otra mujer, hasta cambio los colores de su vestimenta
Pensaba que debía hablar con su hijo, muchas dudas, si era  el momento y como reaccionaria, que preguntaría, no tenía respuesta a tantos interrogantes.
Fue así, cuando ese jovencito comenzó a ser mi paciente, era un niño alegre, amaba quien creía su madre, buen estudiante, aunque un poco agresivo con sus maestras y compañeros de la escuela
Lo primero que debía saber que ella no era su madre biológica, se reunieron los tres, cuando recibió la noticia perdió la sonrisa. Se le conto que su madre era una jovencita que no lo podía cuidar, desconocía quien era su padre. Solicito permiso para salir al jardín
Las dos quedamos  solas por unos instantes, nos despedimos  con la promesa que llamara a cualquier hora si me necesitaba.
La semana siguiente cancelaron el turno, aclarando que todo estaba tranquilo y aprovechando un feriado próximo iban a ir de paseo a la costa, los dos.
La primera en regresar a la consulta fue la mujer, comento que hablaron de la niñez, miraron fotos y algún video.
Era necesario  darle tiempo para recibir más noticias. Fue lento el proceso para dar el siguiente paso. Cuando estuvo preparado, nos reunimos nuevamente  los tres y hablamos. El jovencito expreso que algo presentía, había escuchado comentarios de los mayores, que en ese momento no entendió y que ahora lo dejaban claro
Recordé a la madre, cuando me conto su historia, él también se sacó un peso de encima.
Los siguientes, para ambos, fueron años de muchas charlas, incluso participaba en una que otra de las  reuniones de la organización de su madre, nunca contaron el origen
Hoy, hace cinco años que ella falleció y me había pedido contar su historia en este momento. Que hago, con autorización de su hijo.


 FIN de una historia real

Lapisazuli

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